Logbares

Vinos de España, Restaurantes de Barcelona y Cataluña

2006/05/30

Salón Internacional del Turismo (SITC) 2006




SITC
Perú Praga

Siempre he pensado que gastronomía, restauración y turismo van muy ligados. Consecuentemente, he propuesto en este mismo weblog (y sigo defendiendo) la creación de un sello gastronómico, una marca que capitalice la aceptación y renombre mediático de que disfruta nuestra gastronomía a nivel mundial para poder así convertirla en un nuevo incentivo turístico. Este Salón del Turismo (primera feria del sector post-año gastronómico) me interesaba especialmente para ver de que "salud" disfruta el concepto y comprobar si hay avances en la utilización del cebo gastronómico como reclamo turístico o aún seguimos con las imágenes "old style" de sol, playa y Sagrada Familia (muy respetables y de rentabilidad demostrada, eso si).

De entrada un dato: un concepto tan virtual como la gastronomía sólo se entiende, a efectos turísticos, como: "aquello que se come y se bebe en los restaurantes". Los restauradores se configuran así como un colectivo básico para el buen fin de este proyecto donde, como primeros (que no únicos) beneficiarios tendrían que jugar también el papel de supporters de la idea. Desgraciadamente, durante la redacción de este artículo (o de otros de un weblog que cada vez parece más un catálogo de ferias) he visto muchos profesionales del sector ... y pocos de ellos eran restauradores (a excepción de los mediáticos, pero como cocineros, no como propietarios de un negocio). La individualización que siempre ha ido asociada a este tipo de negocio (pese a que la aparición de grandes grupos restauradores con multitud de locales empieze a romperla) ha favorecido que ni tan solo como colectivo participen o se integren en iniciativas del sector (tampoco recuerdo haber visto estands de los gremios de restauración en ninguna de estas ferias). Con un grado de corporativismo tan bajo resulta lícito plantearse como podemos articular una propuesta seria partiendo de una base tan atomizada.

En este sentido, la buena noticia es que no empezamos de cero, ya hay trabajo hecho y, por lo que he visto en el SITC, seguimos igual o mejor que el año pasado: aquellos estamentos donde ya hace tiempo que se ve interés por el tema (Consejos Comarcales, Consorcios y Patronatos de Turismo, Ayuntamientos) siguen en la misma línea, utilizando e incorporando cada vez más argumentos gastronómicos para atraer al turismo. Como ejemplos, en Lérida continúan con la promoción de la marca Fruinar", además de "vender" l'Aplec del Cargol a nivel nacional; Tarragona apuesta por la Ruta del Xatò mientras que las Agendas Gastronómicas de la Costa Brava, del Maresme o, a nivel más global, la publicada por la Generalitat (junto con un cuidado catálogo de rutas gastronómicas, novedad de este año) constituyen un catálogo exhaustivo de este tipo de actividades. A menor ritmo, la iniciativa privada también contribuye de alguna manera: el Gremio de Hoteles de Barcelona, por ejemplo, publica su Guía de Restaurantes de Hotel, el colectivo Osona Cuina impulsa el ya clásico Forum Gastronòmico, etc.

Un soporte institucional decidido y continuado (bajo la etiqueta de Sello Gastronómico) parece el mejor argumento para involucrar restauradores, viticultores, entes públicos y agentes turísticos donde aún no ha cuajado la idea de trabajo en equipo para un proyecto común (el turismo) de demostrados efectos positivos. Las normas de este Sello deberían ser suficientemente sencillas como para favorecer la adhesión de los restauradores, a la vez que tan atractivas como para actuar de imán del turismo. A modo de ejemplo, detallamos ahora algunas propuestas:

  1. Oferta de la carta mayoritariamente "de la casa" (80% mínimo), huyendo de platos preparados tanto en entrantes y principales como, especialmente en los postres.
  2. Participación conjunta con los restaurantes y viticultores de la zona en monográficos regionales sobre productos de temporada, recetas locales, maridajes con vinos de la tierra, etc.
  3. Publicación de un catálogo online multilingüe (internet es el único medio que llega directamente al potencial turista, dónde, cómo y cuando el quiere), explicando lo que significa ir a un restaurante del Sello Gastronómico y detallando los establecimientos que participan, agrupándolos por ámbitos regionales y aprovechando, en fín, para "vender" los encantos de la región bajo un enfoque eminentemente turístico.
  4. Concluir con una última sugerencia, aglutinadora de las anteriores: normalización de precios, poder acceder a esta oferta en todos los restaurantes del Sello en igualdad de condiciones. Una buena fórmula para conseguirlo puede ser el menú degustación, un producto ya rodado (¿recordáis el menú Barcelona del Año Gastronómic?) cada vez más popular y que actualmente ya funciona razonablemente bien: a los clientes les permite probar las especialidades del local y los restauradores pueden ajustar márgenes, optimizar tiempos, etc. El Sello propondria únicamente el escalado de precios (tres opciones diferentes, a 30€, 45€ y 60€ por persona, por ejemplo) y los restauradores confeccionarian los contenidos bajo las normas hasta ahora descritas. Que quede claro, esto no significa igualar las cartas (cada establecimiento mantiene su especificidad y oferta) pero globalmente, se ofrece un producto coherente, integrado y que traduce el concepto "Gastronomía Catalana" en algo más tangible, comprensible y, lo que és más importante, demandable en términos turísticos.

Web provecho.

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