Logbares

Vinos de España, Restaurantes de Barcelona y Cataluña

2008/11/21

Escapada a Madrid


Elijo el hotel Gaudí no por afinidad cultural, sino por céntrico y, sobre todo, por que su buffet matinal incluye cava. Me gusta empezar el día desayunando huevos revueltos con chistorra y bacon, pero tomarlos con zumo de naranja o agua me parece contra natura. A las ocho de la mañana y a tope de energía, me pongo en marcha a pasear la ciudad.



Por supuesto, restaurantes, bares de tapas y tiendas de vinos capturan mi atención: en la Calle Infantas tropiezo con "La Carte des Vins", una cadena de establecimientos que también opera en Barcelona con un prometedor eslogan: 100 vinos por menos de diez euros. Su local me parece idóneo, bien ordenado y muy claro, con todas las botellas a la vista sin que se oculten entre estanterías de difícil acceso. En el catálogo veo unas cuantas referencias de las que hemos publicado hasta ahora y la encargada parece conocer bien el producto que toca.


Callejando el casco antiguo me encuentro frente a un familiar Can Punyetes que, con nada menos que tres locales en Madrid, me recuerda que este año aún no he probado los calçots. Instintivamente, me cuelo en la sala y bajo la chimenea (auténtica), una incitadora caja llena a rebosar de cebolletas despierta mi estómago. Sorprendido, me escucho a mi mismo preguntando: "¿esto de los calçots como va?". Amabilísimos, los sirven en bandeja con ... ¡una montaña de servilletas!, explicándome que debo protegerme con ellas al "desnudarlos" para evitar ensuciarme. En conjunto, los encuentro aceptables, lástima que no los sirvan en calçotada por que comería hasta reventar. Me apaño con una segunda bandeja, me acabo el René Barbier y ... de nuevo a la calle.


Los bares, abarrotados a todas horas, contrastan con los de Barcelona. En comparación, parece que aquí todo esté lleno, hasta entrada la noche y de lúnes a domingo. Sorprendentemente, no es difícil ver tapas familiares como la esqueixada de bacalao, la escalibada, la sanfaina o ... el "pantumaca", una generalmente aceptable propuesta de "pa de pagès amb tomàquet". También es posible encontrar cava, aunque lo habitual es que le llamen champán (así, con acento).


Para cenar voy a tiro fijo; desde que cogí la tarjeta en el Hostal de la Rita, siempre he querido pasarme por La Gloria de Montera, un local muy cercano al hotel y en la misma línea que sus "hermanos" de la cadena: servicio asiático en su mayoría, rápido y, en general, eficiente; carta extensa; ración satisfactoria; vinos ajustados y un precio asumible, con el mismo postre estrella o especialidad de la casa: el Tim Baon, un "corte" de helado de turrón con crema catalana y chocolate caliente que está de vicio.