Colaboración I: La Niebla del Vino.
Desde el principio (tanto en webares como en el weblog) os pedí participación; queria vuestras impresiones con respecto los restaurantes de Cataluña, generar debate sobre nuestra gastronomia, etc. Como magnífica respuesta, "La Niebla del Vino" (firmado por uno de nuestros colaboradores) nos permite empezar hoy esta línea de artículos, donde no os limitais simplemente a contestar a los que publicamos sinó que también asumís el paper de editor:
Es un dia frío, húmedo y oscuro, de esos que no invitan a salir pero a mi, ocasionalmente, me apetece perderme por calles apartadas y sentir el sabor que tienen. En el camino tropiezo con olores que me suben a los ojos, me refrescan memoria, despiertan mi apetito y me llevan a especular sobre lo que habrá hoy para comer y, especialmente, en el vino que beberé. Seguramente, hoy no encontraremos este preciado alimento en la mesa de muchas casas, pese a que no hace tantos años era de uso generalizado, dando vida a paladares no demasiado exigentes, reconfortando cuerpo y, a menudo, mente. Ahora, una cortina de productos de laboratorio con disfraces de película nos ocultan uno de los productos milenarios más singulares de la famosa Dieta Mediterránea, dejándolo prácticamente en la trastienda.
Sigo andando sobre el suelo lloroso cuando de repente, al otro lado de la calle, oigo música que huye por la puerta entreabierta de un bar, invitándome a entrar y pedir alguna cosa que me reconforte. Con toda la intención, viendo que entre la joven clientela nadie toma, pido una copa de vino y, para mi sorpresa, me sirven un Rioja que no está nada mal, a una temperatura más que aceptable. Una segunda mirada a los que me rodean acaba por convencerme; para ellos el vino está en el fondo del armario y sólo se acuerdan de el cuando celebran alguna cosa. Quisiera motivarlos y despertar su interés; les diría que no se priven de este placer, que vale la pena buscarlo, descubrirlo y disfrutarlo y se me ocurre que, quizá, una selección de vinos de calidad aceptable tras la barra, al lado de los habituales destilados, aromáticos y otras botellas en absoluto despreciables, sería de gran ayuda.
Con la lengua aún pegada al paladar vuelvo a rondar por la calle que ahora va de bajada; tengo la piel de gallina del frío que hace y los ojos me brillan de satisfacción. Sin enterarme, me encuentro frente a una tienda especializada en vinos y me cuelo dentro a buscar una botella para la comida. Nada más entrar, con la puerta aún entreabierta, me doy cuenta que ahora han cambiado las tornas y aquí el escenario está a favor del vino: una buena presentación, una variedad de productos muy atractiva, (aunque frecuentemente algunos precios le quitan encanto al decorado), nuevos maridajes y propuestas que me dicen que hoy el vino disfruta de muy buena salud ... excepto por un detalle: no hay nadie. Por lo que me dice el dueño de la tienda, parece que cuesta despertar el interés del público, incluso con el espectáculo que tenemos delante.
Una vez en casa y antes de poner la mesa, abro la botella y la dejo que vaya haciendo. Se está bien; la temperatura ambiente, la copa llena y la comida en la mesa generan un entorno confortable y mi piel lo agradece relajándose. A los postres, con la botella más vacía que llena, tengo un pensamiento agradecido hacia los que hacen el buen vino; creo que es un trabajo que hay que valorar, reconocer y esperar que prosiga. Me gustaria que lo explicaran mas al público, que no se cierren demasiado en sus bodegas y que, al contrario, salgan con las botellas en los bolsillos y las enseñen a la gente de la calle, las comenten y nos ilusionen con sus vinos ... vinos que en el fondo son de todos, tal como los Dioses nos enseñaron hace ya muchos años.
Ahora me giro hacia la ventana y casi no distingo el otro lado de la calle, hay mucha niebla. Mi cabeza está muy a gusto y frente a este paisaje me pregunto de nuevo: ¿de verdad sabemos lo que tenemos?. De todas formas no me hagais mucho caso, seguramente es la niebla del vino, que tanto nos puede nublar la vista como llenarnos de placer.
M.R.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
<< Home